Calcula tu presupuesto

Marcas Vs. Consumidores: Una nueva forma de conectar

Debido al continuo crecimiento del marketing digital (apoyando al marketing offline), así como de las horas que pasamos delante de una pantalla, los clientes están constantemente expuestos a la recepción de mensajes a través de múltiples canales.

Así, es el momento de que las empresas se den cuenta de que más comunicaciones no significa mejor comunicación. Ahora hace falta destacar y crear conexiones significativas con los clientes solo a través de unos pocos contactos.

Para ello, las empresas tienen que crear un mapa para entender los diferentes caminos que siguen sus clientes hasta la compra y, posteriormente, enfocar sus esfuerzos en los puntos clave de esos caminos.

De las 4 a las 5 ‘A’s

El método AIDA

El método AIDA (attention, interest, desire y action) es un marco conceptual alrededor del que se elaboraban hasta hace poco tiempo las estrategias de marketing. Con los años, el método AIDA ha ido sufriendo modificaciones hacia “las 4 ‘A’s” (awareness, attitude, act, act). Estos marcos conceptuales son procesos lineales en los que el cliente avanza de un punto a otro en su relación con la marca, a modo de embudo (más personas en la fase de descubrimiento, muchas menos en la de acción).

En estos métodos, cada una de las acciones a realizar se asigna a uno de los puntos de contacto con el cliente (por ejemplo: Publicidad en televisión en la fase de descubrimiento, venta con un comercial en la fase de acción, etc).

Todos estos elementos y acciones, así como el propio camino, están en control de la compañía.

Hoy, que nos encontramos en un momento en el que la conectividad y la comunicación con empresas son una constante, estas teorías necesitan un cambio.

Los cambios hacia las 5 ‘A’s

Las 5 ‘A’s del marketing

Teniendo en consideración lo elementos del apartado anterior, el camino del cliente sufre algunas modificaciones, convirtiéndose en:

Aware (descubrimiento), appeal (atractivo), ask (interés), act (acción), advocate (defensa)

Descubrimiento de una marca

En la fase de descubrimiento, el consumidor está expuesto a todas las comunicaciones con las que las marcas intentan llegar a él, así como a las opiniones de su círculo sobre las mismas. Esta fase es la clave de todo el recorrido, ya que una vez que el cliente ha identificado la marca es mucho más fácil que la reconozca en otras situaciones.

Atractivo de la marca

Los consumidores, siendo capaces de reconocer numerosas marcas en la fase anterior, solo se sentirán atraídos por un pequeño número de estas. Así, crearán recuerdos y estarán predispuestos a conocer más sobre las mismas.

Es por esto que tenemos que las marcas deben generar contactos memorables con sus potenciales clientes, para posicionarse lo más alto posible en la pequeña lista de nombres recordados por los clientes.

Averiguación sobre la marca

A los clientes que han reconocido una marca puede surgirles una curiosidad que les lleve a buscar activamente más información, ya sea a través de sus círculos (amigos, familiares, comunidades online) como a través de sitios web o redes sociales de la propia marca.

Así, es importante para avanzar en esta fase que la marca tenga presencia en diversos canales, para poder satisfacer las necesidades del mayor número de clientes potenciales y convertirlos, por fin, en clientes.

Acción

Si quedan convencidos por la información adquirida en el paso anterior, los consumidores pasan a la acción. Esta acción se refiere tanto a la compra como a las acciones posteriores en las que el cliente entre en conversaciones sobre la marca asegurando que su experiencia sea completamente positiva.

Defensa de la marca

Con el paso del tiempo, los clientes pueden desarrollar un sentimiento de lealtad a la marca, que se refleja en la retención, la compra repetida y la defensa y promoción de la marca ante los demás.

En esta fase, el cliente se convierte en un altavoz de gran importancia para la compañía, ya que contará a sus círculos las bondades de la misma aun sin ser preguntado.

El proceso de las 5 ‘A’s

Los pasos en las 5 ‘A’s no son parte de un camino recto y, de hecho, a veces son más bien una espiral llena de saltos. Esto es: una persona puede ser una fiel defensora de una marca sin ser cliente de la misma (por ejemplo, los coches Tesla), o puede que alguien que no se siente atraído por una marca reciba una buena recomendación por parte de un amigo y pase directamente a la fase de investigación.

Sin embargo, con todas las variaciones que este proceso presenta, hay que tenerlo siempre en cuenta a la hora de preparar nuestras estrategias de marketing y comunicación, alcanzando a los consumidores en cada parte del camino.

La fiebre del posicionamiento en Google o la muerte de la creatividad en el internet de masas

Google, nuestro mejor aliado, se ha convertido en una mañana de rebajas en el Primark, donde lo único que importa es entrar corriendo y llevarse la camiseta más barata. Los creadores de contenido generan publicaciones al ritmo que la Conchi hace los churros en la esquina de mi calle, copiándose la receta unos a otros, con el único objetivo de utilizar las mejores palabras clave que los posicionen los primeros cuando alguien busque «Qué hacer en Granada». Todas las entradas tienen exactamente la misma estructura (párrafo introductorio con palabras clave, SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER, título, introducción real, SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER, guía de contenido, contenido principal, SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER, muchos bullet points, cierre, SUSCRÍBETE A LA NEWSLETTER).

Como en el bucle de Bill Murray en el día de la marmota (o de Andy Samberg, en Palm Springs), si hace unos años pasamos por un momento en el que la información de mayor calidad estaba en Google, últimamente volvemos al momento pre-Google. Si te vas de viaje y quieres algo distinto, tienes que comprarte la Lonely Planet. Si quieres saber cuál es la mejor impresora para tu casa, lo mejor que puedes hacer es llamar a tu amigo el informático (no lo va a saber, pero sabrá dónde mirar).

Esto no es culpa tanto de los blogs especializados como de la propia naturaleza de los buscadores. Con la democratización de internet, hasta tu tío el que hace pulseras de punto tiene una web con un blog en el que habla de los secretos para coser. Por esto, la competitividad es enorme, y la única forma de conseguir que tu página aparezca en los primeros resultados de Google es generar contenido a cascoporro para intentar que el motor de búsqueda te considere un «experto en el turismo de Granada» (por seguir con el mismo ejemplo del inicio).

Así, se genera un gran problema. Los creadores de contenido no crean, sino que investigan y responden, eliminándose con esto las opiniones personales, la creatividad, la capacidad de sorprender. Queremos respuestas directas y eso es lo que nos dan. Velocidad por encima de relevancia. «Los 10 lugares imprescindibles que ver en Granada». «12 cosas que ver y hacer en Granada». «20 lugares imprescindibles de la provincia de Granada». Una técnica que se aprende cuando te enseñan marketing feo de este es que lo mejor para crear contenido en internet es coger las 10 sugerencias de una página, sumarles 5 y publicar un «los 15 X» donde en la otra página decía «los 10 X».

No hay una solución a esto. Bueno, sí, go local, como todo, y pregúntale a tu amigo el que estudió en Granada cuáles eran sus bares favoritos, en vez de intentarlo en Tripadvisor.

Sin embargo, más allá de esto, y como reflexión final… ¿qué pasa con las páginas que no quieren «automatizar» su contenido? las páginas con un contenido especial tienen que resignarse a no aparecer en Google o bien entrar al juego del sistema. Sus opciones pasan por, entre otras, conseguir visitantes a través de redes sociales, a través de publicidad, o únicamente con el boca a boca. Esto supone, sin duda, un trabajo mayor, ya que añade elementos a la estrategia. Sin embargo, también proporciona unos números mucho mejores. Por volver al ejemplo de la tienda de ropa: los visitantes que nos proporciona Google son los que van a las ofertas (buscan algo barato y que puedan llevarse a casa sin pensar mucho), mientras que los visitantes que llegan a través de redes, del boca a boca o que vuelven por interés propio son los que compran en su tienda favorita (sienten un vínculo con la marca y eso les lleva a seguir comprándola). Esto es mucho más difícil de conseguir pero, una vez hecho, hay cliente para rato.

Así que… ¡Los buscadores han muerto! ¡Larga vida a los buscadores!

¡Gracias por leerme! Puedes escribirme, si te apetece debatir sobre esto, a david@wthefox.com.

💙

El efecto de anclaje o arrastre – Marketing y Psicología cognitiva

El marketing está muy relacionado con la psicología. Es imprescindible conocer el comportamiento de los potenciales clientes para poder elegir cómo nos comunicaremos con cada uno de sus perfiles. Así, hoy hablaremos de cómo han utilizado algunas empresas el efecto de anclaje para mejorar las ventas de sus productos.

On y va!

El anclaje: qué es, ejemplos y cómo evitarlo

¿Qué es la psicología cognitiva?

Empezamos un poco académicos y en el siguiente párrafo volvemos al lenguaje que se entiende. Según Parkin la psicología cognitiva es “la rama de la psicología que intenta proporcionar una explicación científica de cómo el cerebro lleva a cabo funciones mentales complejas como la visión, la memoria, el lenguaje y el pensamiento”.

Así, la psicología cognitiva estudia nuestro cerebro y sus procesos. Entendiendo este funcionamiento podemos entender, también, qué teclas tocar para conseguir nuestros objetivos (¡¿qué dices de que el marketing es manipulación?! 🙄).

Uno de los efectos derivados de esta rama de la psicología es el anclaje. Como los barcos, pero con pensamientos.

¿Qué es el efecto de anclaje (o de arrastre)?

El efecto de anclaje es un sesgo cognitivo (Otros ejemplos serían el efecto Dunning-Kruger, sesgo de confirmación, sesgo de disponibilidad,…) que puede manipular nuestra opinión en una materia de la que no tenemos extenso conocimiento.

Este sesgo se basa en que los humanos solemos tomar la primera información sobre algo como una referencia. Así, si vamos a hacer una web y alguien nos ha dicho que el precio son, al menos, 10 000 €, una web de 6000 € nos parecerá una ganga, ya que estamos anclados a la primera información que recibimos.

¿Cómo evitar el efecto de anclaje?

El efecto arrastre es uno de los más difíciles de evitar. Uno de los experimentos más conocidos alrededor del mismo se basó en, tras dividir a un grupo de personas en dos, preguntarle al primero si Gandhi había muerto con más de 9 años (⚓️) y, al segundo, si lo había hecho con menos de 140 (⚓️).

Posteriormente, se les preguntó por la edad que pensaban que tenía cuando murió y, aún siendo el sesgo tan evidente, el grupo uno dio una respuesta media de 50 años y el segundo de 67.

Así, la única forma de evitar este sesgo cognitivo es realizar comparaciones y basar nuestras decisiones en hechos objetivos, no en nuestra opinión.

Ejemplos del efecto anclaje en marketing

No son pocas las empresas que se han aprovechado de este efecto, sea de manera directa o indirecta. Vamos a ver algunos ejemplos:

Las sopas Campbell y el número 12

Ejemplo Campbell Efecto Anclaje

En el libro Thinking, Fast and Slow, Daniel Kahneman nos habla sobre el experimento de la marca Campbell y sus sopas:

En un supermercado, durante una promoción de este producto, se puso un cartel durante medio día en el que se limitaba la compra a 12 latas por persona ⚓️. El otro medio día, no se puso límite.

¿El resultado? Los clientes compraron, de media, 7 latas por persona cuando el máximo era 12, y 3’5 latas cuando no había ningún ancla.

¡Estaban anclados al 12, y 7 les parecía un número de sopas muy razonable!

 

El pack de 12 meses de tu producto favorito

Cuando compramos por internet, no nos es desconocida esta estructura en 3-4 columnas en la que se nos ofrecen 3 precios distintos por el mismo producto.

Efecto de anclaje en Internet (Ejemplo Elementor)

¡Boom! El ancla, en este caso, es por debajo. Si $49 es el precio para un sitio web, ¡vaya ganga pagar solo $199 por MIL SITIOS! Es que te peta la cabeza.

Esta práctica la vemos prácticamente en todos los servicios por suscripción y se basa exactamente en el efecto de anclaje. Ofreces un precio (alto) por un servicio, y posteriormente muestras ejemplos en los que el mismo servicio se puede obtener por un precio mucho menor, así tus clientes piensan “pues oye, tropecientos mil millones está muy bien, porque me dan el servicio básico + esta apasionante mejora que necesito muchísimo”.

 

¿No es fascinante? Otro día hablaremos más sobre sesgos cognitivos y cómo el marketing se aprovecha de ellos para jugar con tu cerebro los utiliza.

¡Gracias!

¡Hola!

¿Quieres hablar con nosotros? ¡Qué honor! Nos gustan las manzanas, por si quieres dejar una en la cestita junto con tu mensaje 🍎🍏